En la
mitología griega Egialeo,
Apsirto o
Absirto era un príncipe de la
Cólquida (actual
Georgia) hijo del rey
Eetes y de la
nereida Idía.
Cuando
Medea huyó con
Jasón llevándose el
vellocino de oro, Eetes ordenó a su hijo que los persiguiera y los trajera de vuelta.
Apsirto les dio alcance en la desembocadura del
Danubio, pero para evitar muertes innecesarias acordó una tregua con los
argonautas que dejaba al arbitrio de un rey del lugar la decisión de si Medea debía regresar con su padre y devolver el vellocino o podía continuar con Jasón. Pero viendo Medea que sus aspiraciones podían venirse abajo, mandó un mensaje a su hermanastro diciéndole que realmente estaba secuestrada por los argonautas, y que iría gustosa de vuelta con él si la recogía esa noche en un bosque apartado. El ingenuo príncipe cayó en la trampa y fue asesinado por Jasón, que lo esperaba en el lugar indicado por Medea, la orilla de un río que desde entonces lleva el nombre de
Apsirto. Para no ser acusado de traición, Jasón arguyó que
Apsirto había roto la tregua en el momento en que había desembarcado y había acudido a ese lugar.